Poder

El chico dejó solo a Handon que explorase toda la zona. Entre la supuesta ciudad subterránea había armerías y tiendas con un impresionante acero de una exquisita calidad calidad junto con ornamentadas armaduras de oro, plata y acero. Pero llegó a una zona increíblemente descuidada y llena de destrozos. Abrió unas puertas de metal aplastado y oxidado y vio a un imponente caballero con una armadura negra que estaba separada por segmentos finos que eran atravesados por un material de color anaranjado, también llevaba un yelmo de igual forma y con los mismos materiales que le cubría la cara y solo se podían ver unos ojos místicos, rojos como las llamas.

Estaba entrenando a una milicia y corregía sus fallos de una forma muy dura y cruel obligándolos a multiplicar varias veces la intensidad del entrenamiento y su duración. Muchos estaban llenos de golpes, moratones y sangre, jadeantes entrenaban; los más novicios con armas de madera roma, y el resto con unas espadas de afilado acero. El caballero se giró y le preguntó con una voz difusa, pero a la vez comprensible:

- Si vienes a entrenar, desenvaina y golpea los muñecos de entrenamiento, si vienes a cuestionar o desautorizarme, desenvaina y atácame.

Handon observó al caballero con frialdad, observó a los novicios y dijo:

- No vengo a entrenar, vengo a aprender.

Handon entrena unos días con los reclutas y el misterioso caballeros, va pasando el tiempo y consigue unos mayores reflejos y daño.

Handon consigue:

Evasion: 1
Potencia de golpe: 1

Una vez completado su aprendizaje, sigue caminando por las calles de la ciudad subterránea, un chico tropieza con el, le da una carta y desaparece tan rápido como vino en las callejuelas de esta.

Handon, intrigado, intenta seguir al muchacho pero rápidamente lo pierde de vista en una esquina. Rompe el sello de la carta y la abre, leyéndola.

" Estimado guerrero, se le solicita que vaya urgentemente al centro goburnamental, situado al norte de la mayoria de armerias y herrerias. Es urgencia máxima."

Handon anduvo durante casi una hora en dirección norte, hasta que las armerias dejaron de ser las únicas tiendas., al girar una esquina se topó con una gran plaza y detrás, un edificio de mármol, con estatuas de bronce a ambos lados de la entrada.

Cuando entró, un hombre bajito y calvo le preguntó:

- ¿Qué queréis? No tengo tiempo para tonterías.

Handon, confuso, le mostró la carta y le contó cómo la había recibido.

-Si, si, un recluta más, una vez entres ve por el gran proton de la izquierda, aprisa, pronto comenzará una enorme batalla.

Handon continua por un camino anchoy muy cuidado hasta que ve que se divide en dos caminos, el de la derecha lleva a una enorme puerta de hierro de cuatro o cinco metros,y el de la izquierda a uno de madera de igual tamaño, una vez abre las puertas y entra, observa a un montón de soldados en perfecta formación. Delante un grupo de soldados a pie con armaduras iguales a las de aquel instructor, Irónicamente, el mismo los comanda, un gran ejercito está detrás de hechos, armados con espadas, arcos y lanzas. Por los lados un gran número de jinetes en cuña. Un soldado le indica que se una a la mayoria de infantes.