Catedral

Aquí, en la catedral, hogar de dios, de el clero y la inquisición, pueden venir a sanarse los viajeros a cambio de realizar favores a los siervos de dios.

Tambien aquí se puede hablar con Kaldrias, el paladín de la villa del ducado de Amsfor.

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Curación de heridas:
1 favor

Curación de enfermedades:
1 favor

Curación de la licantropía:
La muerte(no os lo aconsejo)

Curación de el vampirismo
La muerte (sigo sin aconsejároslo)
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Handon entra rápidamente en la catedral y se dirige a un hombre enorme con una armadura reluciente.

-El Elfo que a llegado a la Villa viene a nuestro lugar de culto.- dice Kaldrias.- Espero que sepas que aqui no se toleras a los herejes ni a los monstruos.

- Señor, solo venía a que un sacerdote curara mis heridas.- dijo Handon con una inclinación de cabeza, sabedor de que esta ante una de las personalidades de lugar.- Estoy dispuesto a realizar lo que me digais.

Off-Rol:

Ejem, no te pases que es mi personaje
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-Pues bebed este agua sagrada y recuperaos de vuestras heridas. Andaos con ojo, os enviaré una carta cuando necesita algo de vos, elfo.

Al llegar a la catedral, Handon se acerca a un sacerdote y le preguunta:

- ¿Quién dirige los asuntos de la ciudad cuando el Paladín no está?

Entonces, un sacerdote vestido con una roja túnica responde:

- El líder de la inquisición, Sir Valegan.-

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Perdona, si no respondí antes es porque está conmig un amigo, ah, y el me pidió este emoticono:

Handon es conducido por un novicio a un estudio apartado de la nave principal. El novicio llama a la puerta y, con una respetuosa reverencia, introduce a Handon en la habitación. Sir Valegan, con el ceño fruncido, examina a Handon y le pregunta:

- ¿Qué asunto te trae por aquí, Elfo? Pocos de los tuyos respetan nuestra religión y prefieren adorar a sus antiguos dioses.

- Vengo a informaros de la muerte de mi señor Kaldrias, a manos del ogro gris que, tras resucitar, lo derribó. Volví poco despues y me dio esto.- dijo Handon poniendo sobre la mesa el oro, el sello y la carta.- ¿ Sabéis que significa?

La cara del inquisidor al leer la nota es pálida, muy pálida, como si le hubiesen quitado la sangre, este, tras un rato de silencio, responde:

-Guerra-

Señor, si hay algo que yo pudiera hacer, asistí al Paladín en sus últimas horas y tenía una deuda con él.

-Ya, precisamente, sí. Creo que nos serás util en cierta manera. Vos tenéis experiencia en batalla,no?

Así es señor, aunque he de admitir que mis habilidades fueron seriamente mermadas antes de llegar aquí. Aun así, me desenvuelvo bien en la batalla

-Serviréis igualmente-Dice el inquisidor-Vamos a darles a los Thelmor el mismo regalo que nos han dado. Unas piezas de construcción están de camino a una bastión, quiero que la asaltes junto a un grupo de soldados.

Sí, señor. ¿Cuándo me pongo en camino?- contesto Handon, sabedor de que podía ser una misión peligrosa.- Antes de nada quisiera pedirle que envie una patrulla 200 pasos al norte de las cuevas, allí hay un claro que sirve de refugio a los aseesinos de mis compañeros.

-Esos bandidos ahora no importan, estamos hablando de una guerra!-Dice el inquisidor-Id hacia el sur, y, tras ver un cruce, giraos y seguid a la izquierda, allí estarán listos los guerreros de Amsfor. Id ahora, y no perdais el tiempo!

Cuando Handon llega a la catedral, ve al Inquisidor y un par de soldados dando órdenes. Tras esperar a que este tenga un momento libre se acerca a él.

- Señor, ya hemos cumplido nuestra tarea.- dijo Handon entregándole el pergamino.

- ¿Por qué venís solo vos?- preguntó el Inquisidor.

- Señor, no sabía que órdenes tenían mis compañeros, y decidí que tal vez esto tuviera mucha importancia para vuestra guerra.- respondió Handon entregando el pergamino.-Lo encontré en las ropas de uno de los guardias.

El inquisidor encuentra el pergamino y lo mira, entonces, le presta antención a su portador y le dice:

-Si, es interesante, mandaré que lo descifren. Tomad esto por las molestias.-Dice el inquisidor, dándole 10 monedas a Handon.