Intendente militar

Aquí se podran comprar armas y armaduras:

Nivel de ampliación:
0/2500
Nivel 1

Espada de hierro templada:
650 monedas
+5 de daño
1 mano
Tipo espada a una mano



Armas actuales:

Hacha de mano de hierro:
350 monedas
+ 2 al daño
1 mano
Tipo hacha a una mano

Espada de hierro:
500 monedas
+3 al daño
1 mano
Tipo espada a una mano

Mandoble de hierro:
900 monedas
+6 al daño
2 manos
Tipo espada a dos manos


Armaduras pesadas:

Coraza de hierro:
1500 monedas
+15 defensa
Armadura pesada

Coraza de hierro forjado:
2000 monedas
+17 defensa
Armadura pesada

Armaduras intermedias:

Armadura de piel de lobo con refuerzos:
850 monedas
+4 defensa
Armadura intermedia

Cota de malla:
1000 monedas
+8 a la defensa
Armadura intermedia

Cota de malla acolchada:
1350 monedas
+10 a la defensa
Armadura intermedia


Armaduras ligeras:


Armadura de tela acolchada:
500 monedas
+2 a la defensa
Armadura ligera

Gambesón:
1800 monedas
+5 a la defensa

Escudos:

Escudo de madera pequeño:
450 monedas
+1 defensa estandar
Escudo ligero

Escudo de madera de arce:
600 monedas
+2 defensa estandar
Escudo ligero

Escudo de hierro:
1500 monedas
+6 defensa estandar
Escudo pesado

Handon entra en un gran edificio, lleno de guardias y de musculosos herreros que golpean el hierro al rojo vivo para darle forma de mortíferas armas. Handon dudó un momento, hasta que vio dos hombres repartiendo armas y equipo a todo aquel que le presentaba su carta. Se dirigió al primero y le dijo:

- Vengo a que me den un equipo nuevo, este no me sirve.

- ¿Qué no te sirve?- le dijo el herrero examinando ceñudo su armadura.-Creo que es bastante buena para un simple soldado.

- No soy un simple soldado, soy un nuevo oficial.- contestó Handon, y le mostró la carta de ascenso.

El herrero mira la carta y le dice, todavía leyéndola:

-Está bien pequeño elfo...toma, una cota de malla acolchada...y...bueno. Ya está. Acuchilla de mi parte a algunos tribales.

Tras un corto viaje con sus guardias, Handon llegó a Etheria. Alli de dirigió al Intendente Militar:

- Señor, vengo de Octean. Se está fraguando una guerra civil entre la monarquís y la plebe. Para garantizar la continuidad de la monarquía, me han enviado a solicitar hombres para luchar. Estoy disouesto a pagar un sueldo de 50 monedas de oro para aquel que quiera venir, aparte de un equipo mínimo.

-Claro, pero aquí no...mira, en aquel edificio de allí...hay gente que luchó para VirFront, aunque nunca se sabe... Ten suerte en tus bienaventuranzas joven elfo.- Dijo el herrero.

Handon se acerca al edificio y un borracho sale despedido por la puerta, casi atropellándolo, que se gira en un último momento apartándose de el. Entra en el lugar y ve a viejos guerreros marcados por la vida, que viven probablemente de hurtos, muertes y saqueos.

- Cincuenta monedas si alguien acepta unirse a mi grupo...

- No encontrarás a nadie por menos de doscientas, pero yo voy corto de dinero y hazañas. Ragodvir a su servicio, si necesitas algo, mil monedas, y tendrás a cuatro luchadores a tu lado,

- Te daré 1000 monedas y 100 más para tí si consigues un 5º luchador.-y dijo volviendose hacia los hombres, algunos tan borrachos que no se tenían en pie.- ¿Tan sólo hay un bravo en esta sala? De donde vengo, se cantan hazañas de los luchadores de VirFront, tanto en el campo de batalla como en la mesa. Yo os ofrezco ambas cosas. ¿Qué decís?

-Este reino pierda le guerra y con el último linaje asesinado, no queda nadie para defenderla. Sin embargo, yo llevo casi treinta años luchando, podéis contar conmigo y con mis cuatro amigos por ese dinero. Tambien os ocuparéis vos de nuestro equipaje. ¿Aceptais?

-Aceptado, vayámonos a conquistar la gloria

- No vamos a luchar con esto... no tenemos equipamiento y te asuguro que sé que ese dinero es para reclutar soldados y...equipo.

- ¿Me tomáis por mentiroso? Os daré el equipo, cuando lleguemos a Octean.

- En octean no hay nada, y no os tomo por mentiroso, pero el camino que buscais es por VallensHoll. Y será peligroso, cuando nos topemos con el territorio de Keasia, sabréis porque.

- Coged un escudo pequeño y un hacha cada uno, yo pago.- contestó pasando por alto la impertinencia de señalar su fallo.- Ahora soy vuestro capitán, me da igual si no os caigo bien. Solo quiero obediencia.

Tras dejar todo el oro en la tienda y que los guerreros se equipasen, Handon salió del edificio y se diriguió hacia su objetivo.